miércoles, 3 de marzo de 2010

Factores de la Salud y la Longevidad

SALUD Y LONGEVIDAD
Vol.1 No.1, 2001.06.20, Publicación Mensual
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FACTORES DE LA SALUD Y LA LONGEVIDAD
Primera Parte
por José R. López
Todos los procesos siguen la ley de causa y efecto. La salud y la longevidad, así como las enfermedades, también son estados y sucesos regidos por esta y otras leyes generales.
El presente es el resultado del pasado. El futuro será el resultado del pasado y del presente. Uno es hoy la consecuencia de todos los sucesos previos, sucesos que se interrelacionan en forma tan compleja que es imposible seguir en detalle. Pero si es posible seguir y quizás llegar a comprender los aspectos más importantes del proceso.
Es conveniente dejar claro que aunque la ley es de causa y efecto, ambos en singular, esto no implica que un hecho o suceso sea consecuencia de una sola causa, como casi todos, por simplismo, aceptan. Un suceso es consecuencia de varias causas, aunque la mente humana trate, a veces con desespero, de encontrar una sola causa, tendencia que a lo largo de la historia ha dado lugar a interminables e inútiles discusiones. En la medicina hace unos 20 o 30 años, y luego de muchas de estas discusiones, se comenzó a llamar factores, a las causas múltiples de algunas enfermedades, como el infarto cardíaco, dado que no se pudieron poner de acuerdo en ?cual era "la causa"?.
Para esclarecer el proceso de la vida que lleva a cierto estado de salud, enfermedad y consecuente esperanza de longevidad, es conveniente y necesario distinguir las etapas del proceso y los factores causales de su estado en los diferentes momentos, sobre todo el actual, todo lo cual ayudará a comenzar a influir consciente y acertadamente sobre dicho proceso, o sea, mejorar la salud y aumentar las probabilidades de vivir a plenitud hasta una edad avanzada, con capacidad de ayudar a los demás en lugar de ser una carga para ellos.
A lo largo del proceso de una vida humana, la nuestra o la de otro, pueden distinguirse dos momentos y nueve etapas: Un momento es la concepción, el instante en que se unen el óvulo materno y el espermatozoide paterno para iniciar el proceso de un nuevo ser físico, combinando informaciones genéticas acumuladas durante milenios, conjunto de informaciones que actúan como el plano de lo que "puede" llegar a ser el nuevo humano. Y digo, puede llegar a ser, porque esa información inicial es sólo una potencialidad, ya que su realización en mayor o menor medida, mejor o peor, depende del ambiente en que el óvulo fecundado se desarrolle y de todo lo que suceda aún después del nacimiento.
He aquí un listado de los momentos y etapas de una vida humana:
1- Concepción.
2- Vida intrauterina o gestación.
3- Nacimiento.
4- Infancia totalmente dependiente.
5- Infancia parcialmente dependiente.
6- Adolescencia (Parcialmente dependiente)
7- Juventud con dependencia.
8- Juventud independiente.
9- Adultez.
10- Vejez independiente.
11- Vejez dependiente.
Esta última etapa es deseable eliminarla en la práctica, para bien del viejo y de sus familiares, muriendo naturalmente, en buena salud o mediante un proceso breve de deterioro fulminante.
Durante todas estas etapas influyen o determinan varios factores, entendiendo por factor un conjunto de influencias químicas, físicas, biológicas, mentales, ambientales y de otro tipo que pueden alterar el estado del ser, en bien o en mal, mejorando o empeorando sus propiedades, funciones y estado de salud.
Los principales factores de la salud y la longevidad son:
1- Genética.
2- Nutrición.
3- Constitución y actividad físicas.
4- Constitución y actividad psíquicas.
5- Medio ambiente: Físico, químico, biológico, humano, etc.
6- Higiene y atención médica. (La higiene está casi implícita en el punto 5)
7- Otros factores.
Cabe adelantar, que el factor psiquismo se comporta como un suprafactor o un modulador de los demás factores, pues cada cual “decide”, en gran medida, qué hace y donde se mete. Los factores principales del suprafactor psiquismo son:
1- Conocimiento.
2- Inteligencia.
3- Memoria.
4- Educación (Formación de hábitos, normas y escalas de valores)
5- Voluntad.
6- Amor.
7- La Personalidad, temperamento incluido.
La exposición detallada de la esencia y la forma en que cada uno de estos factores influye en la salud y en la longevidad, y lo que puede hacerse para mejorarlas, llevaría cientos o miles de páginas, por lo que en este artículo sólo sera posible esbozarlos. En otros artículos iré tratándolos uno a uno, yendo de lo simple a lo complejo, de lo general a lo particular. Cabe señalar que todos estos factores actúan a lo largo de la vida de una persona, cambiando, sea por la voluntad de la persona o con independecia de ésta. Queda al lector aplicar creadoramente estos conocimientos a mejorar su vida, e influir, hasta donde es sensato, en mejorar la vida de otros.
Pero aún estos conocimientos iniciales pueden ser de utilidad práctica inmediata si se captan y comienzan a aplicar adecuadamente.
BREVE EXAMEN DE LOS FACTORES
1- GENETICA
Todas las características del nuevo ser están determinadas, en principio, por la información genética aportadas por el óvulo materno y el espermatozoide paterno. Esa información está como su nombre lo indica en los genes, pequeñas estructuras que forman parte de los cromosomas, que en número de -- constituyen una parte del nucleo de ambas células, femenina y masculina. En años recientes se comprobó que hay otra información "genetica" que no radica en los genes, sino en la mitocondria, otra organela de la célula, información esta que sólo se transmite por vía materna.
En los últimos meses (Escribo en Junio del 2001) se ha dado mucha propaganda al desciframiento del genoma humano, hecho científico importante, pero aún en fase embrionaria, cuyas consecuencias prácticas para el común de los mortales aun están lejanas, por lo cual no deben cifrarse esperanzas de beneficios por esta vía a corto plazo.
Por ahora, y para nosotros, nos serán útiles otros conocimientos más sencillos, pero prácticos.
1.1- Al igual que la información combinada de madre y padre determina, en principio, las características externas visibles, como color de la piel, ojos, pelo, forma de la nariz, tamaño de los pies, etc, etc, etc, también dicha información determina, en principio, la forma, tamaño, funciones y defectos de todos los órganos, tejidos y sistemas de cada ser humano. Aquíse incluye todo el funcionamiento bioquímico del sistema humano, caracterizado por decenas de miles de reacciones químicas, imprescindibles para la vida, reacciones que en buena parte son controladas por moleculas protéicas llamadas enzimas, cuyas propiedades, cantidad y eficiencia incluidas, vienen determinadas, en principio, también geneticamente.
1.2- Notarán que en cuatro ocasiones he usado el comentario: "en principio", y lo he hecho para destacar que la información genética puede realizarse más o menos, en mejor o peor forma, según actúen otros factores durante el embarazo, principalmente, pero también en toda la vida del ser humano. Por ejemplo, por muy buena que sean las características genéticas de los padres, un niño nacera pequeño y débil, e incluso hasta con malformaciones, si la nutrición de la madre, durante el embarazo es muy deficiente o tóxica, o si la madre recibe fuertes radiaciones en esa fase. Incluso el estado físico de los padres en el momento de la concepción puede modular la información genética.
1.3- Desde el punto de vista práctico, ya nacidos y algo o muy crecidos, nada puede hacerse en el momento actual, ni en el futuro inmediato, para modificar nuestra información genética. Pero sí podemos conocernos a nosotros mismos, aprender cuales son nuestras virtudes y flaquezas, sobre todo estas últimas, para tratar de compensarlas, hasta donde sepamos y podamos. Hay defectos genéticos evidentes a simple vista, como el que nace con las piernas muy deformes. Otros defectos son más sutiles, pero relativamente fáciles de comprobar y hasta medir, como la sordera o la ceguera, totales o parciales. Pero hay defectos interiores más difíciles de detectar y medir, variando esta dificultad desde lo moderado, con recursos técnicos, hasta lo indetectable, aunque se puedan apreciar sus efectos funcionales.
Veamos algunos ejemplos. Hay defectos genéticos que se manifiestan como enfermedades desde el mismo nacimiento: la hemofilia y la siclemia, ambas enfermedades de la sangre, son relativamente fáciles de detectar, aunque no de corregir, pero si es posible compensarlas parcialmente.
Pero otros defectos sean estructurales o celulares, o sea, macro o micro defectos, no se evidencian o manifiestan directamente a temprana edad. Un estómago demasiado pequeño o algo deformado, un defecto parcial en una valvula cardíaca, o incluso una espina bífida, pueden pasar inadvertidos durante muchos años. Estos serían defectos estructurales o macroscópicos. Pero también hay defectos microscópicos que no se evidencian hasta que es tarde. Se sabe que hay propensiones hereditarias a sufrir ciertas enfermedades, como la hipertensión arterial, la diabetes, el asma, la aterosclerosis, etc. etc. Y se habla de propensión porque en el momento actual no hay manera de saber mediante una medición instrumental quien es el está preparado genéticamente para que, obligatoriamente, o bajo la influencia de ciertos factores, desarrolle la enfermedad ligada al defecto no detectado aún.
Es ahídonde la medición del genoma individual podrá dar su primera ayuda: saber los defectos genéticos de un sujeto desde muy temprana edad para, primero tratar de crear las condiciones que eviten o al menos postergen y/o atenuen la manifestación enfermiza de tal defecto. En una segunda etapa, que veo lejana aún, tratar de modificar los genes de todas o parte de las células del ser humano para verdaderamente reparar el defecto y con ello evitar el desarrollo de su enfermedad.
Por ahora, sí podemos apoyarnos en la estadística para conocer las probabilidades que tiene una persona, uno mismo quizás, de sufrir o ya estar sufiendo sin darse cuenta, una enfermedad de base genética.
El recurso básico es la construcción del árbol genealógico de nuestra familia sanguínea, incluyendo necesariamente abuelos, padres, tíos, y hermanos, y si es posible: bisabuelos, tíos-abuelos y primos-hermanos. En cada cuadro o persona consignar, fechas de nacimiento y muerte, causas directa e indirecta de muerte, así como las enfermedades crónicas que sufrió, o sufre, si la persona esta viva aún, como probablemnente suceda con muchos primos y hermanos. Por lo general, nadie se ocupa de colectar esta información, pero es de suma utilidad, para prevenir. El refrán de: guerra avisada no mata soldado, puede ser exagerado, pero no falso.
Si usted comprueba que un abuelo, su madre o padre, algunos tíos y primos, y hasta un hermano suyo han sufrido diabetes, es probable que usted también llegue a tenerla, o quizás ya la tenga y no se haya enterado, porque los síntomas aún no son fuertes. Y quién dice diabetes, dice hipertensión, infarto cardíaco, o incluso cancer, pues muchos estamos convencidos que todas las enfermedades tienen una base o factor base genético, que radica en la zona más defectuosa que tenemos en nuestro genoma particular, ya expresado en deficiencias macro o microscópicas. Cualquiera que entienda un poco de estadística elemental puede captar esto si medita un poco.
Con esta información, arbol genealógico de salud, es posible calcular: 1- La longevidad probable, o sea, los años que probablemente uno u otra persona contenida en el árbol va a vivir. 2- La probabilidad de sufrir una enfermedad. Pueden calcularse las respectivas probabilidades para todas las enfermedades que estén incluidas en el árbol. La forma de hacer este árbol y los cálculos será detallada en un artículo de esta serie. Vaya, por ahora, reuniendo la información familiar.
2- NUTRICION
La nutrición es un factor muy importante de la salud y la longevidad. Ella puede acelerar o retardar, y hasta evitar, que una predisposición genética enfermiza se manifieste. Según la forma que nos alimentemos, desde el claustro materno hasta la vejez, dependerá en gran medida nuestra salud o enfermedad.
El cuerpo humano está compuesto por decenas de miles de moléculas diferentes, en diversas cantidades. Estas moléculas componen las células, tejidos, órganos y sistemas del cuerpo humano. Las características y funciones de cada parte determina y está determinada por las proporciones, adecuadas o no, de parte de estas moléculas.
Pero, estas decenas de miles de moléculas las produce el propio ser humano a partir de sólo unas cuarenta moléculas más simples que se adquieren mediante la alimentación y la respiración. Medite sobre la complejidad y perfección que es el cuerpo humano, que clase de industria química tan variada, eficiente y autosostenida. Cabe subrayar que esto vale para todos los animales y plantas. Estas cuarenta moléculas son los Nutrientes Esenciales del ser humano: Vitaminas, minerales, amino-ácidos, ácidos grasos esenciales, agua y oxígeno. Hasta el momento se aceptan 42 nutrientes esenciales, pero hay algunos otros en discusión, por lo que dentro de unos años quizás el número de nutrientes esenciales del hombre esté cerca de los 50.
Para cada nutriente esencial, mediante laboriosos experimentos científicos, se ha determinado una cantidad diaria que se estima adecuada ingerir para el ser humano promedio. El criterio básico para determinarla ha sido evitar que aparezcan al cabo de cierto tiempo, meses o años, trastornos y enfermedades característicos de la deficiencia aguda de cada nutriente esencial. Por ejemplo, si se trata de la vitamina C, lo que se ha buscado es evitar la aparición del escorbuto. En el caso de la vitamina B1, evitar el beriberi. En el caso del Iodo, evitar el bocio. Los nutrientes mencionados y algunos otros son relativamente rápidos y fáciles de determinar, pero en algunos nutrientes el cuadro clínico que aparece por su deficiencia aguda no es tan evidente, por lo que las cantidades que se han fijado resultan más dudosas. Es obligatorio destacar que aún en los nutrientes cuya deficiencia aguda causa trastornos muy evidentes y característicos a corto plazo, la cantidad diaria que se ha determinado no garantiza el mejor estado de salud y la mayor longevidad, pues este no fue el criterio con el cual se determinaron. Y fue así por razones prácticas: Fue posible someter a grupos pequeños de seres humanos, voluntarios casi siempre, a una dieta carente de un nutriente esencial y esperar hasta que fueran apareciendo, en unos sujetos antes y en otros después, los trastornos y enfermedades característicos a esta carencia particular, lo cual implicó, por lo general, menos de un año. Pero no ha sido posible, y en muchos casos nunca será posible, hacer experimentos lo suficientemente largos, 10 años o más, o la vida entera, por razones humanas y financieras. Humanas, porque si un nutriente esencial deja de ingerirse un tiempo suficiente para casi agotar las reservas individuales el resultado es siempre el mismo: la muerte. Y si lo que recibe son cantidades menores a sus necesidades, es sensato esperar de que su salud será más afectada cuanto mayor sea la deficiencia de ese nutriente esencial. Muy probablemente, su vida será también acortada en proporción a la deficiencia nutricional. Por razones financieras, porque para obtener resultados inequívocos sería necesario estudiar miles de personas durante decenas de años, empleando para ellos cientos o miles de profesionales y cuantiosos recursos técnicos. Hasta ahora nunca ha aparecido ni instituciion ni nación que pueda sufragar estos gastos.
Por todo lo anterior las cantidades adecuadas de nutrientes esenciales a ingerir diariamente, aún están deficientemente determinadas y no garantizan la salud y longevidad óptimas.
Además, no hay dos seres humanos iguales, ni externa, ni internamente, y menos aún bioquímicamente. Cada ser humano necesita de cada nutriente esencial una ingestión diaria que es distinta de la media para el ser humano promedio. La cantidad individual gira alrededor de esa media. Una persona puede llegar a necesitar varias veces más o menos que la media, depende de la eficiencia bioquímica de una o varias de las reacciones químicas en que interviene dicho nutriente. Esa cantidad individual varía ya por razones genéticas, ya por deficiencias formativas durante la gestación, ya por enfermedades que han dañado parte de su sistema. Pero, además tal, cantidad individual varía según sus actividades, su estado emocional, el clima en que vive, sus hábitos tóxicos, como el tabaco y el alcohol, etc. etc. En síntesis, para cada individuo en cada momento hay una cantidad óptima de cada nutriente esencial, que en general, debe ser superior a las cantidades mínimas adecuadas sugeridas hoy por las autoridades de salud de varias naciones y la OMS. Pero, en la actualidad, no hay manera de determinar científicamente esa cantidad óptima individual y creo que pasará mucho tiempo, siglos quizás, antes que tal determinación sea posible.
Sin embargo, la nutrición media de los seres humanos actuales, eviden-temente, dista tanto de lo óptimo que puede mejorarse mucho sin que aún sepamos cuanto es exactamente lo óptimo para cada cual en cada momento.
El factor clave para lograr una buena alimentación es ingerir los alimentos en un estado lo más cercano posible a la vida, pues los nutrientes esenciales del ser humano son substancias también esenciales para animales y plantas, aunque éstas y aquellos puedan sintetizarlas por sí mismos en muchos casos. Pero, cuando los animales y plantas mueren y comienzan a transformarse, o peor aún, cuando son procesados para conservarlos durante largo tiempo, parte de sus nutrientes esenciales se pierden total o parcialmente, y además, se les añaden, con frecuencia, otras substancias químicas: preservantes, colorantes, saborizantes, etc. que son tóxicas para el ser humano.
El propio proceso de cocción destruye total o parcialmente algunos nutrientes esenciales, en dependencia al tiempo y la temperatura a que se somete al alimento. El ácido folico, la vitamina B6 y la vitamina C son ejemplos típicos de nutrientes destruibles térmicamente. Cualquier alimento que se hierva durante media hora pierde la mayor parte de estos tres nutrientes esenciales y parte menor de otros nutrientes.
Casi todos los alimentos en estado natural contienen todos o casi todos los nutrientes esenciales en proporciones no muy diferentes a las adecuadas para los humanos. Si se ingieren crudos, los que se pueden comer crudos, o justamente cocinados los que necesitan ser cocinados para poder asimilar sus nutientes o para higienizarlos, y se combinan bien, es posible lograr una nutrición cuasi-óptima que asegure gran salud, regresión de enfermedades previas y una alta esperanza de vida.
Si el factor Calidad de los alimentos es importante, también es importante la Cantidad. Experimentos realizados con animales desde principios del siglo XX hasta ahora, demuestran siempre que los animales, y el hombre es un animal, tienden a comer más que lo conveniente, o sea, que su apetito es mayor que su necesidad. Persistentemente se comprobó con estos experimentos que si se restringe la cantidad de alimentos la salud y la longevidad de los animales aumenta, siempre que la alta calidad de los alimentos se mantenga, aunque la cantidad se disminuya. La reducción que produjo los mejores resultados fue alrededor del 40%. Esto significa que los animales que se mantuvieron más saludables y activos, que sufrieron menos enfermedades y duraron más fueron aquellos a los que se les suministró sólo el 60% de lo que otro grupo igual comió libremente. Este tipo de experimento, obviamente, no se ha realizado en seres humanos, pero desde la década del 50 o antes, las compañías de seguros norteamericanas se dieron cuenta que las personas eran más propensas a enfermarse y a vivir menos según su peso se elevaba por sobre el peso "normal", y en consecuencia aumentaron las cantidades a pagar por los asegurados en proporción a su sobrepeso.
Cabe aclarar que este peso "normal" aceptado por las compañías de seguro ya implica cierto sobrepeso, pues tomaron como "normal" la media de una población con alto porciento de sobrepeso, e incluso de franca obesidad y con muy poca proporción de personas muy delgadas.
Serán necesarios varios artículos para exponer suficientemente el factor Nutrición.
3- CONSTITUCION Y ACTIVIDAD FISICA
La función hace al órgano. El cuerpo humano se hizo moviéndose y para moverse. Sin embargo y en estricta lógica, el hombre ansía el descanso. Con el ingenio de unos cuantos seres humanos, buena parte de los demás se han casi librado de la actividad física esforzada. Transporte motorizado, máquinas para hacer los trabajos, elevadores .... hasta peladores de papas y extractores de jugo.
El resultado: artrosis, insuficiencias circulatorias y respiratorias, obesidad, diabetes, artritis, degeneración muscular, etc, etc, etc.
La actividad física es imprescindible para la buena salud. Cientos o miles de experimentos con animales y personas, decenas o cientos de estudios epidemiológicos durante años demuestran que el ejercicio físico moderadamente intenso, periódico y sostenido durante años mejora la salud física y psíquica.
El ser humano primitivo debía practicar muy disímiles ejercicios para poder sobrevivir: caminar, correr, trepar, lanzar, golpear, recoger, reptar, cargar pesos, nadar, etc, y hasta pelear cuerpo a cuerpo, con hombres o animales, con todos los diversos movimientos que una pelea implica.
No es necesario ni conveniente intentar volver atrás, basta recoger la esencia y aplicarla a nuestra situación. —Cuales ejercicios cubren lo mínimo que debemos hacer para mejorar y/o mantener la salud aceptablemente? —Cuales ejercicios son necesarios para alcanzar una salud óptima?
Responder estas preguntas adecuadamente requiere unas cuantas páginas. Serán respondidas en detalle en otros artículos de esta serie. En éste sólo vamos a esbozar esas respuestas.
Hay tipos de ejercicios imprescindibles para la salud. Otros más son convenientes para una mejor salud. La cantidad, intensidad y frecuencia han de variarse según el estado de la persona y sus aspiraciones, el clima y otros factores.
Los ejercicicios pueden clasificarse desde diversos puntos de vista. Deportivamente ya lo sabemos. Desde el punto de vista biomecánico la clasificación sería distinta. Pero, desde el punto de vista de la salud los tipos de ejercicio podrían ser:
1- Ejercicios articulares o de flexibilidad.
2- Ejercicios aerobios o de potencia.
3- Ejercicios respiratorios.
4- Ejercicios posturales.
Los tres primeros son imprescindibles para la mejor salud. Según lo que uno haga o deje de hacer en la vida habitual, será necesario incluir uno, dos o los tres ejercicios, en cantidad adecuada a cada caso. El cuarto tipo no es imprescindible, pero sí muy conveniente, en general, aunque para algunas personas enfermas pueda considerarse casi imprescindible.
Los ejercicios articulares o de flexibilidad, como su nombre indica, sirven para mantener y expandir los movimientos de las articulaciones y flexibilizar todos los tendones, músculos y demás elementos del sistema locomotor, para mantener el organismo en todas sus posibilidades motrices. Esto, además, influye en los órganos internos, pues hace tiempo se demostró que existe una correspondencia entre músculos y órganos.
Los ejercicios de flexibilidad más importantes son los de la columna vertebral, cuyo estado influye mucho en todos los aspectos de la salud, ya que por el interior de la columna va la médula espinal, el gran cable de comunicación entre el cerebro y todo el cuerpo. De cada vértebra emergen grupos de nervios que comunican zonas específicas. Cuando las vertebras pierden su mobilidad y se van calcificando los tejidos blandos, discos incluidos, los nervios pueden ser perturbados, la comunicación se va dañando y con ello, no sólo la armonía y eficacia de las funciones físicas y psíquicas, sino que, en consecuencia, los órganos se van atrofiando o alterando en forma siempre perjudiciual.
Los ejercicios aerobios o de potencia son aquellos que elevan el gasto energético, que es muy pequeño en reposo, para estimular las funciones y el buen estado, en primer lugar, de: los músculos, el corazón y los pulmones; en segundo lugar, o sea indirectamente, de los demás órganos y sistemas del cuerpo humano: riñones, hígado, estómago e intestinos, sistema nevioso, piel, etc. Con este tipo de ejercicio el organismo aumenta su reserva energética, haciéndose más capaz de enfrentar situaciones eventuales que demandan un gran gasto energético, alta potencia, para ser exactos.
Los ejercicios de potencia o aerobios estimulan la respiración, pero hay ejercicios específicos para perfeccionar la respiración. Los yoguis, hindúes, hace milenios establecieron un sistema de ejercicios respiratorios y concentración mental que resultan de gran valor para la salud física y mental. Todo plan de ejercitación física debe incluir, por lo menos, los ejercicios respiratorios básicos.
Los ejercicios posturales no son más que el Hatha Yoga, un sistema también creado por los yoguis hace miles de años, cuya eficacia para mantener y mejorar la la salud, e incluso para curar muchas enfermedades ha sido probado durante esos milenios y que en el último siglo el mundo occidental ha ido conociendo, aceptando y aplicando en forma creciente. Para obtener la mayoría de sus beneficios no es necesario practicar los más de 300 asanas o posturas que existen. Basta con unas cuantas, bien seleccionadas para cada cual, por un buen maestro.
Hay un sistema de ejercicios, creado por los chinos, con una especie de contraparte o adaptación japonesa, que reune elementos de los diversos tipos fundamentales ya mencionados con una buena parte de trabajo mental y control emocional. Me refiero al Tai-Chi-Chuan, el original chino, y al Ai-Ki-Do, la variante japonesa. Ambos sistemas de ejercitación son altamente beneficiosos a la salud y la longevidad, aunque no me parecen completos para el más exigente.
Los ejercicios musculares, tan practicados en el mundo occidental en busca de hipertrofia, alarde, y vanidad, casi no benefician la salud. Pueden practicarse, si así se desea, pero moderadamente y sin detrimento de los anteriores.
Los deportes, bien conocidos por casi todos, pueden beneficiar, pero tambien pueden perjudicar, principalmente por las muchas lesiones, incluso muertes, que están implícitos en muchos de ellos. Boxeo, futbol, gimnástica, clavados, motociclismo, son sólo algunos de los más traumáticos.
El deporte competitivo de alto nivel, casi siempre es perjudicial a la salud. La lucha por alcanzar lo máximo absoluto que uno puede lograr demanda someter al organismo a esfuerzos que frecuentemente sobrepasan lo máximo compatible con la salud, provocando no sólo lesiones en músculos, tendones, ligamentos y huesos, sino deprimiendo la inmunidad y acelerando el ritmo de envejecimiento del cuerpo humano. Practicar el deporte de alto nivel es como caminar por el filo de una gran cuchilla. Mentalmente, además, incita a la egolatría y a la separatividad.
La única competencia, compatible con la salud y la longevidad, es con uno mismo, tratando precisamente de ser más saludable y más capaz de utilizar apropiadamente nuestro cuerpo y nuestra mente en tareas que redunden en beneficio tanto de otros como de uno mismo.
Finalmente recuerde: lo que usted hace hoy podrá hacerlo mañana. Lo que deje de hacer hoy, quizás no pueda hacerlo mañana. Sentarse es el preludio de acostarse, y acostarse es el preludio de la muerte. Obviamente, es necesario descansar, pero apegarse a la silla o a la cama conduce a la atrofia y acelera la invalidez y la muerte.
Por lo menos haga el ejercicio humano elemental: camine, un ejercicio que puede practicarse a cualquier edad y casi en cualquier condición física. La caminata, sin dudas, contribuye a la salud, aunque no es suficiente para la mejor salud. A la caminata dedicaré un próximo artículo de esta serie.

Nota: Cuando envie la segunda parte (final) de este artículo irá completo y revisado, pues ahora no he tenido tiempo de revisarlo exhaustivamente.
JRL- 2001.06.29.Viernes 11:17 amhv





Palabras clave: Salud, Longevidad, José R. López, Genética, Nutricion, Ejercicio, Capacidad de Trabajo Fisico
10.03.03.M,09:09 am