RADIESTESIA
9:1 1:9
Por José R.
López
Artículo
publicado en Juventud Técnica, No 272, Julio de 1990. pp 8-10
Paréntesis, negritas y epílogo añadidos en Septiembre
del 2001
A
la tres de la tarde del domingo 29 de Abril (de 1990) la Radiestesia me parecía
poco probable, hubiera apostado 9:1 a que no era real. Diez minutos más tarde había invertido la apuesta.
¿Qué me hizo cambiar de parecer?
Hace más de 25 años (en 1965) leí el primer artículo y conocí personas
que la daban por cierta. De entonces acá ocasionalmente había vuelto a leer y
oír sobre ella, pero como nunca tuve una experiencia directa y evaluable, y el
asunto no tiene una explicación coherente a la luz de la Ciencia actual, no lo
descarté, pero lo relegué como cuestión con baja probabilidad de certeza. De
ahí la apuesta 9:1, una manera de expresar que sólo tenía quizá un 10% de
confianza en que la tal Radiestesia fuera algo real.
Bueno, y... ¿Que es la Radiestesia?
Me atrevería a decir que la Radiestesia es algo
así como un conjunto de métodos para obtener informaciones sobre el estado
interno de los cuerpos utilizando tan sólo la sensibilidad de una persona,
amplificada por un péndulo sostenido por una o ambas manos de esta persona.
De esa forma los creyentes han
afirmado, desde hace siglos, que pueden detectar aguas subterráneas,
yacimientos petrolíferos, metales enterrados o emparedados, etc., etc., etc.
Ah.... y dentro de estos etc. ¡Asómbrese! Diagnosticar el estado de los órganos
de una persona, y hasta determinar la causa del daño, cuando lo hay.
El domingo 29 a las 3 de la tarde todo
eso me parecía algo más cercano al reino de la fantasía que al de la
realidad... y eso que, desde que aprendí a pensar no doy nada por absolutamente
cierto, ni niego la probabilidad de certeza a nada, sólo hago apuestas: 1 a 1 a que el pronóstico
meteorológico será acertado, 10
a 1 a
que ...., 100 a
1 a que la
vitamina C aumenta la capacidad de trabajo, 1000 a 1 ....., un millón a
uno a que yo existo........ De esta forma los nuevos conocimientos lo que hacen
es alterar la proporción de la apuesta.
El domingo 29 a la 3 de la tarde, al
salir de una sesión del Congreso
Internacional de Medicinas Alternativas vi a Vera (Dordevic), una médica Yugoeslava
quien demostraba las posibilidades de la Radiestesia
diagnosticando las dolencias de sucesivas personas, curiosas tanto por
comprobar el método como por saber de su salud.
Observé un par de casos y
pedí a Vera me hiciera el chequeo. Con mi habitual escepticismo científico,
tomando medidas para no darle indicios, incluso tratando de ni pensar en mis
puntos problemáticos, por más que los conozco bien, me paré ante ella relajado
y muy atento, en particular a los movimientos del péndulo. Realmente, mi
interés principal al someterme a la prueba era evaluar la exactitud del método,
y en segundo lugar, saber algo sobre una sola parte de mi cuerpo.
Ella estaba frente a mí, algo
vuelta hacia mi izquierda, pues en su mano derecha sostenía un péndulo
horizontal formado por una varilla metálica fina, de unos 2 mm de diámetro a lo sumo, de
un largo que rondaba los 4O cm, en cuyo extremo lejano tenía fijo un anillo
metálico de unos 45 mm
de diámetro externo y quizá 25 de diámetro interno y un espesor de unos 5 mm. El eje del anillo estaba
en el plano horizontal. El otro extremo de la varilla terminaba en un manguito
para sostener el péndulo. La frecuencia de oscilación del péndulo creo que
rondaba los 2 Hertz. Algo más para los técnicos: al final me dijo que el metal
era una aleación de cobre y estaño, o sea latón, el metal con el cual se hacen
la mayoría de los aparatos de laboratorio. Advirtió que no se deben hacer de
hierro, ni otro metal magnético.
El instrumento para explorar
mi organismo era su mano derecha, abierta y con la palma hacia mí, pero sin
tocarme, manteniéndola, más o menos, a unos 4 cm de distancia. Cuando me
tocó fue para señalarme algo. Conversamos en inglés, con frecuentes términos
médicos. La observé concentrada, pero a la vez comunicativa.
Comenzó por la parte alta de
la cabeza: Good. Corrió su mano hacia adelante: Good. Hacia la frente: Good.
Hacia el oído izquierdo: Good. Hacia el oído derecho. Su cara mostró un cambio.
Volvió a explorar. Hay algo extraño en su oído derecho, ¿un ruido? ... ¿un
zumbido? ... ¿un pito? ... Cuando creí que no tenía nada más que decir le
contesté: Sí, hace 19 años que tengo un sonido de alta frecuencia en ese oído,
producto de un trauma acústico, cuando realizaba mediciones de ruido en aviones
de reacción.
!Increíble! !Asombroso! ¿Cómo
esta mujer con sólo su mano y una varillita pudo averiguar que yo tengo un pito
en el oído derecho, el cual sólo yo oigo?
En el lenguaje popular: me dejó botao.
Debo aclarar, pues el lector
debe ser escéptico, y tiene el derecho y el deber de dudar y pedir información
confiable, que este pito fue comprobado hace años con audiometrías clínicas, en
las cuales aparece como una muesca en la banda de frecuencias de 4 a 8 KHz. Su intensidad
subjetiva fluctúa entre 6O y 75 dB. Varias veces la he medido. Me molestó mucho
al principio, sobre todo para oír música de concierto, pero me fui
acostumbrando a el, y en la actualidad sólo me molesta cuando aumenta, por
causa de ingerir o respirar algo tóxico, o si el nivel de activación de mi
cerebro es muy alto.
En fin, les doy estos datos
para que vean que lo del pito es cierto y bien estudiado, aunque muy pocas de
las personas cercanas a mi lo saben. Yo descarto casi por completo la
posibilidad que alguien se lo hubiera dicho: apostaría 1000 a 1 a que nada sabía de mi, y si uno
apuesta 1000:1 es porque piensa ganar, lo que significa que su certeza es mayor
aun.
Pero sigamos la exploración:
ojos: OK, nariz: Good, boca: Good, el resto de la cara: idem. Exploró el
cuello: todo bien. El hombro derecho: se detuvo un momento, dudó, dijo algo
bajito, como para ella misma, que no entendí bien, descartó. Hombro izquierdo:
OK. Fue bajando por el pecho ... y se detuvo a la altura de la segunda
costilla, quizás frente a la aorta o la parte mas alta del corazón, exploró con
atención y dijo: hay como una irritación del pericardio...... ¿siente usted
alguna molestia? No contesté, dejé que tratara de precisar. Antes de que me
decidiera a contestar me dijo: luego volveremos sobre esto.
Bajó su mano hacia la zona del
páncreas y el bazo, al lado izquierdo del ombligo: Good. Movió su mano
lentamente hacia el centro, se detuvo frente al estómago y dijo despacio:
Now... is good. Procesé su frase, y antes de que moviera su mano le pregunte:
Why NOW ? (¿ Por qué ... AHORA ?). Su respuesta: porque hace años estuvo mal,
pero ahora está muy bien. Bueno, pues no queda más remedio que asombrarse otra
vez. Hasta 197O yo padecí de una gastritis creciente. Los problemas digestivos,
el dolor matutino y otros síntomas típicos hicieron a médicos amigos sospechar
la existencia de una úlcera estomacal. No pude tratármela aquí, fui a trabajar
unos meses a Japón, y allí una doctora pequeñita, que hablaba muy bien el
español me regaló unos polvitos verdes, como yerba molida, que en dos semanas y
para siempre me curaron. Los que traje los fui regalando y varios amigos
también resolvieron sus problemas estomacales con los polvitos verdes MAGEEN.
Cosa interesante: varias
veces encargué, para ayudar a otros, estos polvitos con amigos que fueron a
Japón, pero nadie los ha encontrado. Les han dicho que ya no se venden, pues
eran de un pequeño productor tradicional que fue absorbido por una gran empresa
farmacéutica, cuyo !Nuevo Producto!, más sabroso, más lindo, y mejor envasado,
no tiene la eficacia del tradicional. Un ejemplo de como el negocio y la
tecnología intempestiva aplastan la farmacopea milenaria y eficaz.
Habíamos dejado a Vera con la
mano frente a mi estómago. Sigamos. La movió hacia la derecha, y, de nuevo se
detuvo a explorar toda la extensión del órgano. El dictamen: tienes un hígado
muy selectivo, unos alimentos los tolera bien, pero otros no los tolera en
absoluto. !Cierto!, pensé. Y añadió: debes ser muy cuidadoso con lo que
comes. Lo soy (respondí).
Precisamente, el hígado era el
órgano que tenía en mente cuando fui hacia Vera. De otros ni me acordaba, fue
ella quien me los recordó. No puedo decir que su diagnostico hepático haya sido
el más exacto, pero detectó que efectivamente ahí hay problema. A los 18 años
sufrí el primer ataque de hepatitis y luego me volvió 2 veces más. En los
últimos 25 años he logrado evitarlos, pero hay muchas evidencias de que su
eficiencia funcional esta disminuida.
Revisó el abdomen con sus
habituales "Good". Pasó por la zona del sexo con un OK recatado, y llegó
a la cadera derecha: Good. El muslo derecho: Good, en toda su extensión.
Rodilla derecha: Good. Según su mano bajaba por la pierna derecha su rostro fue
cambiando, miró con atención el péndulo cuyas oscilaciones, antes de poca
amplitud y en sentido vertical, se iban ampliando y girando hacia la
horizontal. La amplitud alcanzó un máximo precisamente en el pie, pues según
fue subiendo de regreso las oscilaciones fueron decreciendo, se hicieron
circulares y ya en la rodilla eran de nuevo verticales y pequeñas. Aun
agachada, alzó la vista y me dijo: The circulacion in your right leg is not
good. I know it, contesté. Así
es. Una herencia paterna, cuyo empeoramiento, por lo menos, he logrado casi
detener durante los últimos 12 años.
Pasó su mano exploradora hacia
la cadera izquierda, y tal como esperaba lanzó varios Good, el último en la
rodilla, y se repitió el número, pero esta vez la cara y el gesto, y la
amplitud de las oscilaciones horizontales fueron peores. Con pesar, me informó:
The circulation in your left leg is bad, mientras pasaba su mano frente al
tibial, precisamente, el músculo que me duele frecuentemente. Un amigo mío que
me conoce bien le dijo a su compañero (muerto de risa), !Es verdad, el tiene
una vena varicosa en esa pierna!
Este músculo me molesta y
limita desde hace más de 15 años, no tanto en la vida cotidiana, como durante
mis carreras de entrenamiento y competitivas, o cuando tengo que permanecer de
pie, casi inmóvil, durante varias horas. Por eso hace año y pico fui a ver a un
angiólogo experto.
Me sometieron a diversos
estudios, incluso uno computarizado. El resultado, en cuanto a la circulación
de muslos a pies, fue dentro de lo que se acepta como normal. Pero si se
analizan las cifras en detalle se ve que la caída de presión en la pierna
izquierda es mayor que en la derecha. Lo que sucede es que la gama
"normal" es demasiado amplia. Cuantos cientos de veces yo he anotado
durante mis carreras: DPI15 ó 05 ó 20. Lo que equivale a: Dolor en la Pierna Izquierda
de intensidad 15% ó 5% ó 20%. Ese mismo domingo 29, cuando corría 12 Km. al amanecer, lo anoté
7 veces entre 6 y 10%. Casi nunca he anotado DMD (Dolor Muslo Derecho) y pocas
veces DPD.
La exploración de Vera
continuó. Sólo faltaba la parte posterior del tronco. De pie de nuevo, comenzó
por la parte alta de la espalda: OK, pero me dijo que había un poco de tensión,
y con gestos me indicó que quizás se debiera a malas posturas. Fue bajando por
la parte derecha: Good y se detuvo debajo del omoplato, exploró, reexploró, y dijo:
fibrosis.... ¿Do you smoke?. Mi respuesta: NO. Se quedó pensativa. No le dio mucha importancia y se
decidió a seguir hacia el lado izquierdo. Debo aclarar, que este punto de la
espalda también me molesta ocasionalmente, llegando a dolerme, pero no creo que
sea un asunto de fibrosis, que es una enfermedad del pulmón, sino algo más
externo, quizás en una costilla o en los músculos o ligamentos intercostales. A
lo mejor fibrositis, palabra parecida pero de un significado diferente a
fibrosis. ¿ Oí yo mal, equivocó ella la palabra, o erró el diagnóstico, o son
ambas cosas ...?. En cualquier caso algo defectuoso hay en ese lugar.
No obstante, viene al caso
decir que de niño tuve una neumonía tan grave, que el médico, muy bueno por
cierto, me descartó con una frase categórica: La Ciencia hizo todo lo que
pudo.... y comenzaron a llorarme. Una vez más decidí no morirme, y lo que me
sacó del hueco, según me informaron mucho después mi tío y mi abuela fue un
cocimiento de cagadilla de colmena de la tierra, que se atrevió a recomendar a
mi tío una vieja que pasó por frente a la casa y lo vio muy triste sentado en
el quicio de la puerta y este le dijo que me habían desahuciado. Sé por placas
radiográficas tomadas años después de la neumonía que en el pulmón derecho,
mucho más que en el izquierdo, hay manchas. Quizá estas huellas, o daños
permanentes, sea lo que ella detectó.
Entonces pasó a la hilera de
carreteles. La revisó de arriba a abajo emitiendo 3 o 4 Good, pero me rompió el
average al llegar al sacro, cuando se entretuvo más que lo habitual: There is
something ... ¿ Do you have some ache here ?. Hay algo ahí ... ¿ No tienes ningún dolor ?.
No le contesté, pues se enderezó y pasó a lo último que le quedaba: los
riñones.
Pero antes, debo aclarar lo
del sacro. El Jueves estuve haciendo mis habituales ejercicios de flexibilidad
y exageré algo el esfuerzo para poner las palmas de las manos en el suelo. Aun
el domingo sentía un leve dolor, más fuerte si repetía ese ejercicio, por lo
que el domingo no lo hice. Es más, hoy martes 1 de mayo, mientras escribo esto,
aun, si me fijo, lo siento. O sea, una vez más Vera acertó.
El riñón derecho fue el
primero y se entretuvo un poco, luego dijo: funciona, pero... pasó al riñón
izquierdo... el izquierdo funciona mucho mejor. Así es exactamente. En 1971 me
hicieron un renograma descendente, cuyas placas conservo. En diciembre del 89
fue necesario repetir la prueba. En ambos casos se observa que el riñón
izquierdo funciona mejor que el derecho. Por cierto, que las placas de hace 19
años si no estuvieran marcadas se confundirían con las actuales.
Hasta aquí la exploración.
Aunque creo que lo contado es convincente, si es que no estoy mintiendo, sería
interesante calcular cual es la probabilidad de certeza de los diagnósticos de
esta mujer al aplicar este método tan "POCO CIENTÍFICO".
Ella examinó 4O zonas de mi
cuerpo, acertó exactamente en 35, casi exactamente en 1 más, con bastante
precisión otros 3 puntos, y sólo en el hígado creo que el diagnóstico no fue
preciso, aunque no errado, pues efectivamente detectó que hay algo no correcto
en él. Además, es posible que ella tenga razón, y sólo sea una cuestión de
selectividad y no de mal funcionamiento.
Bien, en el peor de los
juicios, injusto por cierto, Vera acertó en 35 de 40 diagnósticos. Si sólo
consideramos 2 opciones: Si acertó y No acertó. ¿Cual es la probabilidad de que
esos 35 aciertos sean una casualidad? Los métodos matemáticos permiten calcular
tal probabilidad: 6 por 10 elevado a la -7, o sea menos que 1 en 1 millón.
Prueben a hacerlo ustedes y verán.
Pero este juicio no es
correcto, en realidad sus diagnósticos fueron más certeros. Si consideráramos
que sólo falló en el hígado habría acertado en 39 de 40 veces y ello significa
una probabilidad 3.6 por 10 a
la -11, algo así como 4 en 100 000 Millones de veces. Hasta ahora sólo hemos
considerado 2 opciones: SI ó NO. Pero, si consideráramos 3 opciones los
cálculos probabilísticos corresponderían más a sus diagnósticos, pues ella no
sólo dijo Bien o Mal, sino que incluyó estados intermedios, y en varios casos
precisó bien el tipo de fallo funcional. En el caso del oído derecho su
precisión fue mayor que 1 en 10, pues no sólo discriminó entre sano y enfermo,
sino que precisó el tipo de daño entre decenas de variantes. En el caso del
estómago fue más asombroso, pues no solo determinó el estado actual, sino la
enfermedad que hubo muchos años atrás.
Por tanto, vale preguntarnos
¿Que probabilidad hay de que los diagnósticos hayan sido casuales, si
utilizamos 3 opciones de respuesta? Si acertó 35 de 40 la probabilidad es 1.7
en 1 billón (Un millón de millones). Si acertó en 39 de 40 tal probabilidad es
6.6 por 10 elevado a la -18. Y si consideramos que acertó en los 40
diagnósticos la casualidad sólo tiene 8 probabilidades en 10 elevado a la 20. O
sea, los diagnósticos de Vera son
causales y no casuales.
Yo he participado en muchos
congresos científicos y técnicos, he atendido a la presentación de cientos, o
quizá miles, de trabajos de investigación y desarrollo, he revisado y dado
criterio sobre muchas tesis de grado o de aspirantes a títulos de candidato a
doctor, y cuando se obtiene una probabilidad de certeza de 99 %, o sea, que la
probabilidad de que el hecho que se plantea sea casual es igual o menor que 1%
todo el mundo considera que el resultado es muy probable y se aplaude la
investigación. En este caso de la Radiestesia de Vera, cuando la probabilidad de
casualidad es mucho menor que 1 en 1 000 000, ¿Que debemos concluir? Piensen. A
mí, lo confieso, me quedan muy pocas dudas. Esta mujer es capas de conocer el
estado interno de los órganos de un ser humano sin otro equipo que la palma de
su mano izquierda y las oscilaciones de un péndulo sostenido por su mano
derecha.
Podemos hacernos múltiples preguntas:
¿Qué explicación Científica tiene este hecho?. ¿Es la Doctora Vera Dordevic
un ser excepcional?, etc., etc., etc.
A la primera pregunta
pudieran intentarse varias respuestas, especulativas, por supuesto. Pero creo
conveniente decir que, en primer término, tengamos o no explicación, los hechos
son los hechos.
En realidad, la mayoría de las
cosas que sabemos, o creemos saber, no tienen explicación convincente. ¿Por qué
migran los cromosomas durante la reproducción celular? ¿Por qué hay sólo 2
electrones en la primera órbita de un átomo?...... Piensen un poco y quizás se
den cuenta que el hombre actual, con toda la autosuficiencia y prepotencia de
que estamos llenos, no conoce ni el 1% de la realidad, y que la mayoría de
nuestras explicaciones son meras tonterías y auto referencias.
Sobre la segunda pregunta les
daré 2 respuestas. Conversando con Vera al final de sus demostraciones nos
dijo: casi nadie me cree cuando digo que esto lo puede hacer cualquier persona.
Le pregunté: Vera ¿y en qué tiempo se puede aprender?. Comenzó a explicar: una
sesión de tantas horas para esto, otra sesión para lo otro, una más..... Me
tomé la libertad de interrumpirla con una pregunta: ¿En un curso de una semana
se puede aprender lo esencial?. Respuesta !SI!. Una semana es suficiente. Luego
viene el perfeccionamiento.
La segunda respuesta es del Dr. Friedrich Plog, científico alemán,
creador de la Terapia
Laser. Después que Vera terminó de diagnosticarme el Dr. Plog
le solicitó hacerlo con él. Ella, apenada, le pidió unos minutos para asistir a
la conferencia de un colega. Estuve conversando con el Dr. Plog mientras la
esperábamos. Entre otras cosas, me habló sobre cómo se le ocurrió y desarrolló la Terapia Laser.
También me contó de algunas de sus heridas de guerra y, cuando Vera ya venía,
me dijo bajito, que iba a tratar de confundirla, para ver cuán buena era como
Radiestesista. En dos minutos estaban frente a frente, y yo de observador
privilegiado, a un lado entre los dos. Lo primero que Vera le dijo fue: Doctor,
le ruego que no trate de confundirme. Aproveché para, sonriendo a ambos,
pedirles un Fair Play, un juego limpio. Plog, descubierto, aceptó, pero
añadiendo, está bien, pero no te daré ninguna información.
Para no alargar, sólo voy a
contarles un detalle del reconocimiento: Al pasar su mano sobre el costado
izquierdo, Vera se mostró muy extrañada, exploró de nuevo, y por fin dijo:
there is not circulation.... not circulation, y miró a Plog. Este, muy
tranquilo, le preguntó: ¿Cual es la causa?. Ella volvió a pasar su mano
izquierda, reafirmó que no había circulación, pero no pudo contestar la
pregunta. Plog, mirándome, afirmó: no podrá averiguar la causa. Le sugerí a
Vera un tercer intento. Accedió y reafirmó: no hay circulación en toda esa
zona, pero no pudo explicar por qué. Plog rotundo exclamó: como va a haber
circulación, si no hay pulmón izquierdo. Antes del reconocimiento me había
contado como durante la guerra un trozo de metal que entró por su espalda le
destruyó casi todo el pulmón.
Finalizado el reconocimiento,
con la mayor tranquilidad, como quien no tiene la menor duda de las
posibilidades de al Radiestesia me dijo: Ella es buena, pero será mejor. Para
ser bueno en esto hay que detectar el problema, definir las causas y dar el
tratamiento. Sin negar a Plog, en cuanto a que Vera va a progresar, pienso que
las condiciones en que ella hizo sus demostraciones no eran buenas: siempre
estuvo rodeada por muchas personas, y todo ocurrió en un pasillo del Palacio de
las Convenciones, amplio, pero bullicioso. Creo que la fuerte personalidad de
Plog y su decisión de "no darle información" le influyeron la
precisión de su diagnóstico, que sí fue certero en la detección de las zonas
afectadas.
Vi varias demostraciones más,
hechas, en su mayoría, con médicos en el papel de pacientes, y en todos los
casos que vi, aquellos confirmaron los diagnósticos de Vera, o los tomaron en
cuenta de buen grado, cuando no conocían o sentían la existencia de algún
problema en cierta zona de su cuerpo.
En fin, tuve que cambiar la
apuesta, ahora es 9:1 a que la
Radiestesia es real.
Bueno, y si es real, ¿Cual es
la explicación Científica?
Yo no sé la explicación
"Científica", ni creo que nadie la sepa, pues la "Ciencia"
no conoce ninguna señal portadora de información que emitan los órganos, la
cual pueda ser captada por una mano e interpretada por la mente, para llegar a
un diagnóstico sobre el estado de tal órgano o parte del cuerpo.
Ni mucho menos sobre como la
mente puede discriminar las señales que llegan a la mano en una misma
dirección, pero provenientes de diversos órganos y tejidos. Para hacer esto con
rayos X se requiere una poderosa computadora electrónica provista de un
complejísimo programa, y acoplada un mecanismo explorador. Eso es la tomografía
axial computarizada, la TAC,
a un precio del orden de un millón de dólares por equipo, una técnica que da
imágenes, pero que no diagnostica. (Actualmente, 2001, y desde hace algunos
años, existe además la RMN
de uso médico: Resonancia Magnética Nuclear).
Más aún, según lo que me dijo
el Dr. Plog y otras informaciones que escuché en el Congreso, el péndulo es
sólo un amplificador de los micro-movimientos de la mano que lo sostiene y,
cuando las facultades de la persona se desarrollan es posible eliminarlo, e
incluso, también eliminar la exploración con la otra mano, de modo que todo el
proceso de exploración y diagnóstico se haría mentalmente.
Un detalle: los movimientos
del péndulo obedecen a una convención que establece el Radiestesista consigo
mismo. Por ejemplo, Vera convino que los movimientos en sentido vertical
significarían SI o BIEN y los horizontales NO o MAL. Las preguntas las formula
ella en su mente. La amplitud de las oscilaciones da una medida de intensidad,
sobre todo cuando hay daño en una parte del cuerpo.
Aunque no tengamos una
explicación "Científica", la Radiestesia funciona, o al menos, funcionó en
este caso, y eso ya es suficiente. Durante un siglo la humanidad ha ingerido
miles de toneladas de aspirina sin que se tuviera una explicación
"Científica" sobre su funcionamiento, etc., etc., etc. Lo que sabemos
hoy, que tanto nos envanece, es una parte ridícula de la realidad. Antón Jayasuriya, presidente del Congreso de Medicina Alternativa y de
su Secretariado permanente, en la clausura de su último Congreso decía "piensen dentro de un siglo como se
reirán de nuestra ignorancia actual". Yo añadiría: Y dentro de dos
siglos se reirán de ellos, y así sucesivamente.
Baste para terminar que recordemos el epigrama de Haldane, famoso bioquímico
británico: El universo es no sólo más raro de lo que imaginamos; es más raro de
lo que podamos imaginar.
Dra. Vera Dordevic
Epílogo
Años después de estos sucesos, mientras
pasaba un curso de Kinesiología Holística impartido por el profesor español Juan Francisco Ballesteros, tuvimos que
hacer una práctica de ¡palpación del aura de salud!. Éramos 5 alumnos en cada
mesa de disección, pues se impartió en el aula de anatomía patológica del
hospital Calixto García. Uno de los cinco hacía de paciente y los otros lo
fuimos explorando uno a uno y sin intercambiar información, tal como nos
instruyó el profesor. Yo nunca había hecho esto y daba por aceptado de que no
tenía la sensibilidad necesaria. Cuando el profesor nos pidió que informáramos
lo que habíamos captado, me asombró que los cuatro hubiéramos coincidido que
las percepciones habían sido en la zona del corazón y del hígado, sin que
ninguno de los cuatro pudiéramos precisar qué era, pues nuestra experiencia
previa era cero. Entonces el profesor preguntó al que hizo de paciente, que era
un médico prestigioso, qué podía informarnos al respecto. Este sentándose en la
mesa metálica nos dijo dos cosas: una, que había venido en bicicleta desde
Alamar, a todo tren, pues no quería llegar tarde a la clase, y que por tanto
estaba un poco agitado, corazón incluido. La otra información fue que la noche
previa estuvo bebiendo en una fiesta y sentía un poco de molestia hepática.
O sea, que unos neófitos,
presuntamente insensibles, habíamos captado alguna señal proveniente de dos
órganos que estaban alterados por una u otra causa. Cabe aclarar que en el
resto de su cuerpo no captamos nada especial.
Este
artículo en Septiembre del 2001 lo incluí como número 4 en “Salud y Longevidad”
una publicación digital que comencé a hacer en Junio de ese año para mis
familiares y amigos.
Palabras Claves o
Etiquetas: Radiestesia, José R. López, Juventud Técnica, Medicina Alternativa,
Congreso Internacional, Habana, Cuba, 1990, Vera Dordevic
Nuevo Intento de Ponerlo en Blog 141106J, 8:13 am hora de La Habana
Ayer lo intente y no subio.
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